Al filtrar el domicilio del secretario de Gobernación, Augusto Salazar, en su columna sobre el asesinato de la actriz Pamela Dosantos, Tomás empieza a detonar situaciones tanto personales como políticas.

 

La bomba más explosiva resulta ser el misterio de quién y por qué asesinó a la actriz, pareja en turno del funcionario. Pero el señalamiento del periodista ocasiona una tensión en la opinión pública, acarreando consecuencias.

 

Es cuando el protagonista se reencuentra con sus amigos de la infancia, Los Azules (Jaime, Mario y Amelia) quienes rondan los 40 años. Desde su posición política, o con su conocimiento o lealtad, cada uno aporta para que Tomás salga bien librado, pese a inevitables daños colaterales e intereses que aprovechan la ocasión para tumbar a la figura pública.

 

La lectura de Los Corruptores resulta efervescente en cada página. El thriller mezcla descripciones de los modus operandi de la política, que teje con el retrato entrañable de los personajes, en especial Amelia, quien cautiva a Jaime, Carlos y Tomás.

 

Al final de la lectura, el efecto de la novela es ambiguo. Por un lado el lector extraña recorrer las líneas de una narración tan bien lograda, por otro surgen dudas: ¿cuántas Pamela Dosantos, cuántos Augusto Salazar o Jaime habrá en la realidad?

(Teresa Martínez)