Quienes adoptan esta postura

son abiertos por naturaleza pero se pueden
mostrar desconfiados en ciertas ocasiones.
Son lentos a la hora de tomar decisiones

pero una vez que lo hacen se aferran fuertemente.

       Dormir con los brazos estirados a un lado favorece

el descanso y evita contracturas. Si duermes así,

procuras estar siempre en búsqueda de buenos resultados.

Tu postura te delata al dormir