Si bien la hipertensión arterial durante el embarazo pone en riesgo la salud de la madre y el feto, un buen control médico asegura en la mayoría de los casos embarazos exitosos. Estas pacientes tienen un régimen de consultas más frecuentes, deben controlarse la presión arterial en sus casas o con una enfermera, y se les instruye sobre los signos de alarma que justifican una consulta de urgencia.
1. La necesidad de recibir tratamiento con medicamentos debe ser evaluada
en conjunto por el médico obstetra y el médico clínico/cardiólogo.
2. En general se recomienda reposo relativo.
3. No es recomendable disminuir el contenido de sal en la dieta
excepto en aquellas mujeres en quienes desde antes del embarazo
una dieta sin sal contribuía al control de su presión arterial.
4. El alcohol y el tabaco deben evitarse así como el ejercicio aeróbico.
5. Aumentar el consumo de líquidos, de preferencia agua simple.
6. Se requieren monitoreos de la presión en cada consultorio
prenatal y de ser posible también en casa.
Existen cuatro tipos principales de hipertensión durante el embarazo:
1. Preeclampsia
Este trastorno potencialmente serio se caracteriza por una alta presión
arterial y la presencia de proteínas en la orina. Por lo general, se desarrolla
después de las 20 semanas de embarazo y desaparece después del parto.
2. Hipertensión gestacional
Se desarrolla después de las 20 semanas de embarazo y desaparece
después del parto. Aunque las mujeres con hipertensión gestacional
no tienen proteínas en la orina, algunas de ellas desarrollan preeclampsia
en una etapa posterior del embarazo.
3. Hipertensión crónica
Así se denomina a la presión arterial alta diagnosticada antes
del embarazo o antes de las 20 semanas de embarazo.
Este tipo de hipertensión no desaparece después del parto.
4. Hipertensión crónica con preclamsia
Aproximadamente el 25 por ciento de las mujeres con hipertensión
crónica también desarrolla preeclampsia.
1. Bajo peso al nacer La hipertensión puede constreñir los vasos sanguíneos del útero y, en consecuencia, afectar el suministro de oxígeno y nutrientes a la placenta, que nutre al feto. Si esto ocurre antes de término, puede retrasar el crecimiento del feto y, en algunos casos, hacer que el bebé nazca con bajo peso. 2. Parto prematuro (antes de cumplidas las 37 semanas de gestación) Algunas mujeres desarrollan hipertensión grave u otros síntomas de empeoramiento de la preeclampsia a pesar del tratamiento. En algunos casos, puede ser necesario adelantar el parto a fin de evitar complicaciones graves para la madre y el bebé, lo que a veces da como resultado el nacimiento de un bebé prematuro y de bajo peso. Estos bebés están expuestos a un riesgo mayor de tener problemas de salud durante las primeras semanas de vida e incapacidades permanentes, como problemas de aprendizaje y parálisis cerebral. 3. Desprendimiento de la placenta Ésta se desprende de forma parcial o total de la pared uterina antes del parto. El síntoma más común de desprendimiento es la hemorragia vaginal después de las 20 semanas de embarazo. Se recomienda a las mujeres embarazadas informar inmediatamente cualquier hemorragia vaginal a su médico.
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Riesgos
Riesgos para el bebé
Embarazos de alto riesgo