Eleanor es peculiar en todos los sentidos. Con su alocada cabellera roja, sus ropas anchas y coloridas, accesorios de niña pequeña y un físico que a sus 16 años "recordaba más a una tabernera medieval" a la que "le sobraba carne por todas partes y le faltaba altura para disimularla", en palabras de la autora, la joven está lejos de pasar desapercibida.

 

Park, por su parte, es reservado, silencioso, menudo para su edad y de rasgos asiáticos que le hacen acreedor de constantes rumores sobre sus habilidades para el karate.

Él está convencido de que es mejor pasar bajo el radar para sobrevivir los años de secundaria.

 

Ambos a su manera son desadaptados, se conocen más por resignación que por interés, y aunque son los suficientemente maduros para saber que el primer amor siempre es algo pasajero, son los suficientemente valientes como para atreverse a intentarlo, en palabras de Rowell, ya sea porque necesitan a ese alguien que les entienda o por desesperación.

 

De narración ligera y ritmo ágil, la historia de Eleanor y Park es una de descubrimientos, ingenuidades y empatías, independientemente de que se conozca el primer amor o la década de los 80.

(Yngrid Fuentes)

Es fácil calificar de macho a un hombre que cumple con el estereotipo fijado en nuestra memoria: el tipo de grandes bigotes, mirada iracunda, pistola al cinto y un aire de suficiencia y desprecio hacia los demás, especialmente contra las mujeres. Pero en realidad no es tan sencillo identificar las conductas machistas, incluso si se trata de uno mismo.

 

Ésa es la premisa que plantea Marina Castañeda en su libro "El Machismo Invisible" (2002), que ahora está presente en un nuevo formato de historieta:

"El Machismo Ilustrado", con dibujos de Eva Lobatón.

 

Con un enfoque atractivo y humorístico, de lectura sin complicaciones, pero con revelaciones muy valiosas, "El Machismo Ilustrado" habla sobre las causas del machismo y de cómo se manifiesta en la vida diaria en momentos significativos.

 

No hace falta la violencia física para ser machista, ni hace falta utilizar un arma como amenaza. Ni siquiera hace falta ser hombre para caer en estas conductas. Es parte del mensaje del libro.

 

La obra está planteada hábilmente con ilustraciones claras y divertidas, que provocan la reflexión y ayudan a una mejor comprensión de las relaciones entre hombres y mujeres.

(José García)

María grita en el silencio, avanza en los días como una sombra, con el peso de una cruz dolorosa: la culpa por sentir terror, por huir. Siente que ha traicionado a su hijo. Pero es inevitable. Es humana y su condición la obliga a abandonar la cruz durante la agonía.

 

 

Porque María no se queda con él cuando lo bajan, lo limpian, le quitan la sangre, lo arropan y lo llevan al sepulco. Hoy, ya vieja, recuerda con lucidez la confusión de esos días y, sobre todo, "esa imagen incalificable" de la crucifixión.

 

Creado por el respetado escritor irlandés Colm Tóibín, "El Testamento de María" es un monólogo poderoso e inquietante, con mucho de poesía y dramaturgia, desde el punto de vista de la madre de Jesús.

 

En sólo 99 páginas ella revela su psicología interior con honestidad: hoy va ante Artemisa a calmar su dolor, recuerda con lucidez la locura y los acertijos en que hablaban su hijo y sus seguidores; no olvida su molestia ante la arrogancia.

 

Una lectura que no debe dejar pasar de largo, sobre una mujer profundamente humana.

 

(Daniel Santiago)

En una época de crisis para la iglesia católica es reconfortante conocer sobre la formación, el trabajo pastoral y la visión de un católico como el obispo Raúl Vera, pastor de los derechos humanos que asume que el evangelio tiene que dar frutos de justicia, equidad, respeto y dignidad.

 

En los últimas dos décadas es usual que su voz esté en los medios de comunicación, tal vez porque es de los pocos sacerdotes que se atreven a denunciar problemáticas que afectan a los más vulnerables: indígenas, migrantes, mineros, homosexuales y víctimas de la delincuencia organizada. Sin embargo, este libro da la oportunidad de conocer más a profundidad su postura ante temas eclesiales, sociales, políticos y económicos.

 

La obra inicia con un conmovedor prólogo del poeta Javier Sicilia, quien se volvió activista al perder a su hijo durante la lucha contra el crimen organizado que emprendió el gobierno de Felipe Calderón. Además, hay que reconocer que las preguntas y aportaciones de Bernardo Barranco, experto en religión, dan gran claridad y contexto a las temáticas que se abordan en los ocho capítulos.

(Andrea Menchaca)